viernes, 20 de enero de 2012

Son demasiadas horas en vela y nada que decir.


Tenía los ojos abiertos y la mente vacía, en blanco. Se respiraba ausencia, y el mundo estaba detenido por y para tí. Fueron dos segundos que parecieron once vidas, pero después no pude resistir y acabé girando la cabeza, desviando la mirada.
Ni amor, ni dolor, ni fiasco. Simplemente impotencia... impotencia con i... i de ignorante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario