domingo, 8 de enero de 2012

Al principio parecía eterno, ahora me encuentro mendigando un beso.

Sinceramente, me rio por no llorar. No sé donde te has metido, pero quiero que aparezcas ya.
A ver, no me entiendes, sé perfectamente donde te hallas físicamente en este momento, hasta me imagino lo que seguro que puedes estar haciendo. Me refiero espiritualmente. No sé cuando realmente decidiste mudar. Mudaste y te mudaste, y ahora nadie sabe cual es la dirección en la que te has metido, y en la que hay que buscar para encontrar a esa persona terriblemente encantadora, para que se dé cuenta de que ese no es su lugar de vivienda, y que regrese a su cuerpo.
Tranquilízate, aún estoy aquí para darte la bienvenida, el tiempo no (nos) ha matado lo suficiente.






(día 19)

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